cómo rezar el rosario

Cómo rezar el rosario

Rezar el rosario no es la acción repetitiva de una serie de padrenuestros y avemarías, recitados monótonamente como un mantra automático. Detrás de esta demostración de espiritualidad se encierra toda la Fe, Esperanza y Caridad que Dios mismo nos inspira.

Al rezarlo, colocamos toda la confianza en Él, en la esperanza que con la intersección de su Santísima Madre y el sacrificio de Amor que su Hijo derramó sobre la humanidad, podamos también nosotros permanecer unidos a Cristo mediante el amor materno compartido.

Detrás del Santo Rosario existe toda una historia de sacrificio y entrega que debemos conocer para afianzar aún más nuestra fe católica y dar mayor sentido a nuestros ejercicios espirituales.

Sus orígenes

La historia se remonta a la Orden de San Benito de Nursia, a principios del siglo VI y consolidada por la Orden de los Cartujos en el siglo XI. La tradición en los claustros era recitar o cantar los 150 salmos del Rey David al igual como venía siendo practicado por los sacerdotes judíos desde la antigüedad.

Sin embargo, el pueblo ordinario no podía seguir esta práctica por diversos motivos; por lo tanto, los monjes instruyeron a sus fieles a recitar 150 avemarías en lugar de los salmos tradicionales. Eran repeticiones de alabanzas pronunciadas por el arcángel Gabriel y la salutación de Santa Isabel a María.

La universalidad hasta nuestros días

Domingo de Guzmán, fundador de la orden de los dominicos fue quien universalizó su oración dentro del cristianismo europeo por mandato directo de la Santísima Virgen María. De ella recibió los 15 misterios y la organización de las oraciones como se conocen hoy día.

Estructuralmente, las oraciones se distribuían de la siguiente manera:

  • Tres series de 5 misterios cada uno, según el día de la semana.
    De esta manera, para lunes y jueves estaban los Misterios Gozosos; martes y viernes los Dolorosos, y los miércoles, sábado y domingo los Gloriosos. En 2002, a través de la encíclica Rosarium Virginis Mariae, Juan Pablo II incorporó los Misterios Luminosos para el día jueves, cambiando la estructura en:

    1. Gozosos. Lunes y sábados
    2. Dolorosos. Martes y viernes
    3. Luminosos. Jueves
    4. Gloriosos. Domingos y miércoles
  • Cinco series de 10 avemarías precedidas por un padrenuestro cada una
  • Gloria al final de cada serie, seguido por oraciones cortas o jaculatorias

Cómo rezarlo

Al comenzar a rezar, tómalo devotamente entre tus manos y haces la señal de la cruz en frente, boca y pecho. Continúas con el credo y el acto de contrición. Con esto te preparas espiritualmente para iniciar la meditación de cada misterio correspondiente del día.

Tomando la primera cuenta, luego del crucifijo, rezas un padrenuestro, seguido de tres avemarías por las intenciones del Santo Padre, a continuación un gloria.

Primer misterio: un padrenuestro, 10 avemarías, gloria y jaculatoria.

Segundo misterio: padrenuestro y segunda serie de avemarías.

Así, sucesivamente, hasta completar la coronilla de 50 avemarías. Al final, concluir con la Oración de la Salve Regina y, opcional, con las letanías correspondientes.

Beneficios que aporta

Según el cristianismo y nuestra espiritualidad tenemos quince promesas de la Virgen María para quienes rezan devotamente. Entre ellas:

  • Quien me invoca, rezando diariamente, recibirá cualquier gracia que me pida.
  • Le serviré como escudo ante el maligno
  • Mis devotos no morirán sin auxilio
  • Serán mis amadísimos hijos y hermanos de mi Unigénito
  • Socorreré en todas sus necesidades a quienes propaguen mi devoción